Otro castiguito gracioso era "pasarte por la quilla": cogían un "cabo" (una cuerda) y te amarraban un "chicote" (un extremo del cabo) a las muñecas y el otro a los tobillos; poco a poco te deslizaban por fuera del barco, la "banda" de "babor", "la quilla", sacándote por la de "estribor" (bueno, sacando lo que quedaba de ti porque, además de tener que aguantar el resuello un buen ratito, todo el fondo del barco suelo estar repleto de crustáceos, "escaramujos", que cortan como navajas. Ya ves la mala leche que se gastaban nuestros antepasados, se explica que nos gusten las películas y los juegos llenos de violencia. "Babor" es el lado izquierdo del barco y "estribor" el derecho, situándonos en la popa y mirando hacia la proa. La "quilla" ya sabes que es el fondo del barco por fuera, que en los veleros suele ser una "orza", pieza rellena de plomo que sirve de contrapeso para evitar que el barco vuelque. Cuando se pasa una mala racha suele decirse: "ya pasó el temporal".
La mar tiene también su carácter, condicionado por las influencias del viento y las mareas. Así cuando está muy buena es "mar llana", cuando corre una ligera brisa "mar rizada", cuando se empiezan a ver borreguitos es que el viento va "arreciando" y se llama "marejadilla", conforme van siendo más y más grandes los borreguitos se pasa a "marejada", después a "fuerte marejada", "mar gruesa", "muy gruesa", "mar arbolada" y cuando ya te cagas por las patas abajo, "mar montañosa", llegando a ser las olas de catorce, quince y más metros de altitud del "seno" a la "cresta", (el seno es el fondo entre dos olas y la cresta es la punta donde la ola rompe). Las "tres Marías" les llamamos a la secuencia de las olas, que las notamos así, en tandas de tres, una pausa y otras tres, siendo la segunda mayor que la primera y la tercera la mayor de las tres. Para catalogar a los vientos se maneja una escala de ideó un Almirante llamado Beaufort en el año 1804, del que recibe su nombre. Van desde "fuerza 0" hasta "fuerza 17" calma, ventolina, flojito, flojo, bonancible, fresquito, fresco, frescachón, temporal, temporal fuerte, temporal duro, temporal muy duro y huracán de fuerzas distintas. Una vez pasado el temporal queda un oleaje que no llega a romper pero si hace que el barco se mezca a su antojo, eso es la "mar de fondo", "de leva" o "resaca"; ésta última palabra también se usa para definir el mal cuerpo que se tiene al día siguiente de una buena trompa. Cuando la corriente nos empuja hacia un lado y el viento sopla en sentido contrario, se agudiza más el oleaje; esto lo llamamos "contraste". Los vientos y las mareas hay que tenerlos muy en cuenta al hacer los planes de navegación, siendo fundamentales para los "rumbos" y la velocidad, así como para el "atracar y desatracar" del "muelle". Cuando una embarcación se sale del
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